Está claro que la sociedad ha cambiado, los medios de comunicación, Internet, los nuevos trabajos aparecidos y la nueva manera de trabajar que las empresas y la sociedad demandan muestran un paisaje muy diferente del que podíamos ver hace 20 años.

¿Cómo ha afectado y está afectando eso a las nuevas personas que aparecen en el mundo? ¿cómo es hoy el ser humano? ¿cómo son las nuevas generaciones y nuestros alumnos?

Nuestra sociedad obliga al consumo continuado de productos, sean estas materiales, intelectuales o virtuales. Hay que producir continuamente nuevas realidades para poder consumirlas. Las modas, las versiones anuales de productos tecnológicos, la obsolescencia programada… todos son indicadores de esta sociedad del desenfreno.

Esto afecta a la manera de ser de nuestros alumnos, son impacientes y necesitan continuamente la novedad, desean la sorpresa y que les asombres. Son devoradores de experiencias.

Están acostumbrados al ocio televisivo y a los videojuegos, por eso, si en una clase les presentas los contenidos con recursos audiovisuales logras captar su atención, y si además integras la gamificación, añadiendo a tus lecciones los retos, las insignias, los niveles… no sólo logras su atención sino también su implicación.

Estos pequeños mutantes absorben la realidad a través del movimiento, sólo ven lo que se mueve, sólo prestan atención a lo que tiene dinamismo. Escuchar, palpar, saborear… requiere un ejercicio al que no están acostumbrados, concentrarse en un elemento más de 3 minutos.

Esto, sin embargo, también tiene sus ventajas, ya que se han acostumbrado a manejar y gestionar inmensas cantidades de información, ¡o incluso son capaces de hacer varias cosas a la vez!  Esto sí que es un súper-poder!!

Otra ventaja que conlleva este nuevo tipo de sociedad en las mentes humanas es la capacidad para reinventarse. La identidad no la conciben como algo estático y duradero que uno deba defender durante toda su vida («yo soy así, así seguiré, nunca cambiaré») sino como un proceso de creatividad con uno mismo. Del mismo modo que a sus personajes de videojuegos o a sus avatares les pueden cambiar la historia o aumentar habilidades, así también se ven ellos, capaces de transformarse cuando quieran y en lo que quieran.

La gran ventaja de esto (que también tiene sus inconvenientes,por supuesto, como la falta de integridad o la sensación de no conocerse a uno mismo) es que les abre puertas para el futuro, les permite moldearse a las situaciones, ganando así capacidad de adaptación y supervivencia en nuestra sociedad y les permite tomarse la vida de otra manera, con creatividad y autenticidad, ayudándoles a huir de un modelo de persona mecanizada y robotizada, doblegada ante la monotonía de repetir cada día de tu vida la misma historia.

Esta creatividad no sólo la aplican a su propio yo, sino que saben que es el arma más poderosa con la que cuentan. Todo lo que perciben, todas las experiencias acumuladas a través de su radar de captación del movimiento, les brindan un banco enorme de imágenes e ideas para luego entrelazarlas, relacionarlas y crear e innovar. La imaginación y la creatividad se ven promovidas por esta sociedad del dinamismo, y ellos lo saben aprovechar bien.

Devoradores de experiencias, organizadores y gestores de información, multitareas, visuales, capaces de reinventarse, creativos y activos. Eso son los nuevos mutantes que pueblan nuestras clases.

 

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