Este curso me llevé una gran alegría cuando me dijeron que daría filosofía en 4º de la ESO, lo que no sabía era que, al ser una optativa, tendría que rivalizar para ser elegida con portugués (que los alumnos llevan estudiando desde 1º de la ESO) y con dibujo técnico (asignatura fundamental para los cursos venideros en gran parte de los chicos de ciencias).
Cuando vi el listado de los alumnos que habían elegido mi asignatura (sin tener ni idea de qué es la filosofía ya que en 4º de la ESO nadie les ha comentado de qué se trata) no sabía si reírme o llorar. Todos (exceptuando a una) eran los peores de sus clases. Chicos de refuerzo o muy flojillos académicamente, eso es lo mejor que había oído de ellos. Pero no me importó, yo haría que sus cerebros vibrasen durante este curso y los enseñaría a pensar, ¿qué mejor reto que el que se me planteaba? 13 chicos que habían optado por mi asignatura porque ni se les dan bien los idiomas ni querían ver un compás, vamos, por descarte y porque habían oído decir a los mayores que las clases de Lourdes eran muy divertidas.
Lo increíble es que, a medida que ha ido pasando el curso, he visto que mis 13 alumnos de 4º ESO son muy muy muy brillantes e inteligentes. Algunos hacen unos dibujos que son auténticas obras de arte, otros son capaces de programar y si les pones un teclado delante te hacen los mejores esquemas del mundo, algunos, si se trata de trabajar en comunidad de investigación y debatir, tienen algunas de las ideas más brillantes que he escuchado jamás, y saben argumentar y refutar a los otros bastante mejor que muchos políticos y también tengo un alumno que cada vez que ve la tele encuentra relaciones entre lo que vemos en clase y los anuncios de la televisión y, entusiasmado por su hallazgo, lo comparte en el portfolio común de la clase para que todos sean conscientes de que la filosofía nos rodea y está presente en nuestro día a día.
Mis alumnos no eran malos alumnos, es sólo que destacan en otras inteligencias y, cuando lo he comprendido, y les he presentado los contenidos y adecuado las actividades a sus inteligencias dominantes, se han convertido en 13 de los mejores alumnos que he tenido nunca, por no hablar de su motivación y su pasión por la asignatura, ¡¡¡ si hasta me prepararon una gymkana filosófica sorpresa (con regalo incluido al llegar a la prueba final) por el día de mi cumpleaños!!!
Ojalá todos los años caigan en mis manos los peores de la clase, porque no hay nada más hermoso que demostrarle y hacerle ver al que cree que no vale nada que tiene mucho que dar y mucho por lo que enorgullecerse. Ojalá Gardner hubiese sacado a la luz su teoría mucho antes! ¡Cuantos chicos que tuvieron que abandonar sus estudios por creer que no valían para estudiar (vamos, que no tenían inteligencia lógico-matemática o lingüística) hubiesen encontrado una manera de realizarse y aportarle al mundo su talento y genialidad!
Os dejo que tengo que seguir «puliendo» una actividad adaptada a sus inteligencias sobre el problema apariencia-realidad.
Un comentario sobre “Mis 13 inteligentes no reconocidos. Reflexión sobre las Inteligencias Múltiples”